Los hongos son una parte importante del microbioma del suelo, con funciones esenciales en el ecosistema. Contribuyen al ciclado de nutrientes, mediante la descomposición de la materia orgánica; forman simbiosis con las plantas (micorrizas) para explorar un volumen mayor de suelo y captar agua y nutrientes; por otra parte, los patógenos regulan las poblaciones de plantas.

Un equipo de investigadores del IRNAS-CSIC, en colaboración con investigadores de las universidades de Sevilla, Jaén y Copenhague, ha estudiado la diversidad de hongos del suelo y su relación con los árboles en el Corredor Verde del Guadiamar (Sevilla). Esta zona ha sido recuperada y reforestada después de sufrir la contaminación por un vertido minero en 1998. La investigación forma parte del proyecto INTARSU “Interacciones árbol-suelo y recuperación de zonas degradas”.

Gracias a las técnicas de secuenciación masiva se han podido identificar más de 9.000 especies diferentes (técnicamente, UTOs unidades taxonómicas operativas) de hongos en 50 muestras de suelo procedentes de dos sitios contrastados, dentro del Corredor Verde. En el sitio sur (Quema), la mayor diversidad se encontró bajo los álamos blancos (Populus alba), media de 1.168 especies por árbol, perteneciendo a 141 familias diferentes. Mientras que bajo los acebuches (Olea europaea var. sylvestris) la diversidad media fue de 599 especies y 95 familias. En contraste, los suelos donde no se había quitado la capa de lodo minero, ni se habían enmendado y reforestado, tenían una diversidad de hongos muy baja, de solo 51 especies y 20 familias. Aunque estas especies tienen interés por su tolerancia a condiciones extremas de acidez y concentraciones altas de elementos potencialmente tóxicos.

Diagrama de Venn con el número de UTOs de hongos en cada tipo de hábitat.

Empezamos a conocer la magnitud de la biodiversidad del suelo: cientos, miles de especies de hongos en cada muestra, pero todavía sabemos muy poco de la funcionalidad de cada una de estas especies. Comparando con la base de datos existente -“FUNguild”- se pudo asignar el grupo funcional a un 13,6% de las especies identificadas en el Corredor Verde. Dentro de esta muestra representativa (1.283 especies), el grupo funcional dominante correspondía a los hongos saprótrofos, que descomponen la materia orgánica y contribuyen al ciclado de nutrientes, apareciendo más ligados a los suelos de acebuche y pastizal. El segundo grupo más abundante estaba formado por los hongos patógenos de plantas, que fueron más representativos en las zonas no restauradas. En tercer lugar, los hongos ectomicorrícicos fueron muy abundantes, especialmente estaban asociados a los árboles con los que forman simbiosis (pinos y álamos).

La plantación de árboles en la recuperación de suelos contaminados (fitorremediación) aumenta la diversidad de los hongos del suelo, en especial de los ectomicorrícicos. Restaurando con diferentes especies de árboles, es decir formando un bosque mixto, se aumenta la heterogeneidad espacial en las condiciones del medio; en consecuencia, se consigue una mayor biodiversidad de los hongos del suelo y se potencian los servicios ecosistémicos en la zona recuperada.

El estudio se ha publicado en la revista Soil Biology and Biochemistry:

Gil-Martínez M, López-García Á, Domínguez MT, Kjøller R, Navarro-Fernández CM, Rosendahl S, Marañón T (2021). Soil fungal diversity and functionality are driven by plant species used in phytoremediation. Soil Biology and Biochemistry, 153: 108102.

http://doi.org/10.1016/j.soilbio.2020.108102

www.intarsu.com/

Palabras clave: Biodiversidad del suelo, Microbioma, Micorrizas, Guadiamar, Fitorremediación

 

Utilizamos cookies en este sitio para mejorar su experiencia de usuario. Más información

ACEPTAR
Aviso de cookies